2008/02/19

Y hablando de identidades... y banderas

Hoy hablábamos en la tertulia justamente de identidades, por esa cosa de los aniversarios: andan los medios de mi subpatria celebrando estos días los 25 años de la autonomía extremeña. Yo me he proclamado, una vez más, extremaño o cherokee, a elegir; he tenido ocasión de reirme un poco a costa de los gaiteros de Fraga, ese gran constructor de la identidad gallega; y he defendido que la identidad extremeña existía antes del Estado de las Autonomías, sólo que entonces la identidad de extremeño/a era sentida, a mi juicio, como una minusvalía, mient5ras que hoy es sentida propiamente como un hecho diferencial más. Aunque no ondeen tantas banderas extremeñas en los actos deportivos como en las mal llamadas regiones históricas, ni se cante tanto el himno. Un himno que nunca me ha gustado, cuando había tan bellas canciones de Pablo Guerrero que podían haber hecho, chacho, de himno de Extremadura (esta versión es muy mala, fruto de los ochenta, pero no hay otra por ahí). Pero bueno, es lo que hay. Los niños se lo aprenden en las escuelas, a la vez que el jesusito de mi vida... Creo que por aquí abajo andamos con el sentido identitario justo, en el punto en el que la identidad aún no suplanta a la razón (punto límite mucho más fácilmente sobrepasable cuando una lleva impresa en el ADN la frontera de una lengua), pero hay que mantenerse vigilantes: yo proponía levantar la señal de STOP en cuanto algún cenutrio publique un libro, o un artículo, sobre "el gótico extremeño" en lugar de "el gótico en Extremadura". Por ejemplo....

Otra cosa es lo de la bandera. He tenido un par de llamadas entre sorprendidas y divertidas, tras la tertulia, porque he propuesto explícita y sonoramente arriar esa bandera que fundamentalmente podemos definir como triste, y construir una nueva bandera que realmente sea un reflejo de esta región hoy alegre, en crecimiento, verde, florida, luminosa. Una bandera diseñada por algún admirador de Gadaffi, ese reyezuelo caprichoso y presumido, que convirtió a Extremadura, por si no era bastante ser saqueada, en el Afganistán hispánico.

Domingo Barbolla, colega de la tertulia y de la Universidad, abraza entusiasmado la idea y propone que la convirtamos en una iniciativa, porque biene puede expresar la nueva Extremadura (no sé yo.... en ese sentido no sé...); Ramón Fernández sugiere la idea de algo así como la nación volátil, y yo creo que algo debe de haber de eso; no la nación (por lo demás, todas las naciones son volátiles, tarde o temprano), porque eso es como muy rollo, pero sí la identidad volátil. ¿Por qué no cambiar los signos identitarios en función del estado de ánimo general de una sociedad?. Así que quizás nos lancemos a ello...

Pero ¿y qué bandera?. Pues miren cuántas nos ofrece Natura:


En cosa de quince días media Extremadura tendrá este aspecto, esa alfombra de lilas y amarillos...


¿Y qué me dicen de esa, con tonos rojiverdes más orientalizantes, y más expresivos de las tendencias ideológicas que predominan en la región?


La propia jara es tremendamente inspiradora...


Cualquier cosa, menos esa tristura...


Addenda


Ya disponemos de otra propuesta (en breve organizaremos un concurso, cada cual ondeando su bandera en youtube, para decidir a la manera de Eurovisión). La aporta el dramaturgo extremeño, y uno de los más importantes españoles actuales, Miguel Murillo; y como no tiene desperdicio, aunque lo comenta en privado lo hago público:
"Creo que las banderas, todas, de ser necesarias para cosas como actos de homenajes póstumos, pasos fronterizos, partidos de fútbol y tal, deberían ser de plástico transparentes. Una bandera transparente siempre será:
  • Fiel al paisaje del lugar en el que se coloca: Si es bandera de región montañosa, se verán montañas detrás de ella, si es bandera de gentes de color negro pues veremos a través de ella a esos señores y señoras negros etc.
  • Siempre responderá a realidades como el clima: si el día está nublado pues veremos las nubes a través de ellas, si llueve, veremos la lluvia etc.
  • Jamás dirá nadie que no le represente: A través de una bandera transparente se ven reyes, presidentes, políticos de un partido o de otro, dictadores etc.
  • Nunca dividirá a las gentes por sus colores porque no tiene.
  • Cuando se coloque sobre un féretro o muerto nos estará mostrando al muerto o al féretro. No servirán para disfrazar la realidad que se esconda bajo una muerte.
  • Una bandera transparente incita a la transparencia, vamos que es la transparencia en bandera.
Y así podríamos seguir hasta el infinito. Esa es mi idea. Miguel, El 27/02/2008, a las 12:58"

Transparente.... Como le gustaba a aquel bicho raro que como se apellidaba Hierro se empeñó en ser ingeniero, pero se quedó en poeta de la desolación postbélica. Aquel que a mí de jovencito me daba un poco de miedo, con aquella cara de funcionario de la Cámara Sindical Agraria.

"Entre sus manos es

la rama una serpiente

de luz, un río frágil,

bandera transparente

que pone en este ensueño

su alegría evidente.

(Por la rama comprendo

que estamos vivos. Este

instante no es un sueño

que pasa y no nos mueve.)"

1950 (Con las piedras, con el viento)

Ajá, cosa, por tanto, de poetas.... Podría quedar más o menos como esa chaqueta transparente, que no sé de quién es por esas cosas de Internet




3 comentarios:

  1. Mi voto por el cambio de bandera. Has dado en el clavo: tenemos una bandera TRISTE

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  2. Me encanta la protobandera inspirada por la jara, con su sol y sus cinco ciudades casi perfectamente ubicadas: Badajoz, Mérida, esa que usted llama Villabenito, Cáceres y Plasencia

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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